Recomendaciones en una ola de calor para personas mayores

Recomendaciones en una ola de calor para personas mayores

Las altas temperaturas del verano pueden suponer un riesgo real para la salud, especialmente en el caso de las personas mayores. Con la edad, el cuerpo pierde eficacia en su capacidad para regular la temperatura, lo que incrementa la posibilidad de sufrir complicaciones. Este artículo recoge una serie de recomendaciones en una ola de calor para personas mayores, con el objetivo de prevenir riesgos y garantizar su bienestar durante los días más calurosos.

Tanto familiares como cuidadores de personas mayores deben prestar especial atención durante estos episodios, ya que una actuación preventiva y coordinada puede evitar situaciones graves.

¿Por qué las olas de calor afectan más a las personas mayores?

El envejecimiento afecta directamente a la capacidad del cuerpo para percibir y reaccionar ante el calor. La sudoración es menos eficiente, la sensación de sed disminuye y muchas veces existen enfermedades crónicas o medicamentos que dificultan aún más la adaptación térmica. Por eso, durante una ola de calor, las personas mayores forman parte de los grupos de riesgo prioritarios. Tomar medidas preventivas es esencial para evitar complicaciones.

Recomendaciones clave durante una ola de calor para personas mayores

Aplicar una serie de hábitos sencillos puede marcar una gran diferencia durante los episodios de calor extremo. Estas precauciones en una ola de calor para personas mayores son fáciles de incorporar a la rutina diaria y resultan fundamentales para evitar riesgos.

Hidratación frecuente, incluso sin tener sed

Una de las principales recomendaciones en situaciones de altas temperaturas es mantenerse bien hidratado. Sin embargo, muchas personas mayores no sienten sed con la misma intensidad que en etapas anteriores de la vida. Esto puede llevar a una deshidratación silenciosa, que es especialmente peligrosa durante una ola de calor.

Se recomienda beber agua en pequeñas cantidades a lo largo del día, sin esperar a tener sed. Además del agua, también se pueden ofrecer bebidas naturales como:

  • Infusiones.
  • Recomendaciones clave durante una ola de calor para personas mayoresFrías.
  • Caldos suaves.
  • Zumos de frutas sin azúcar.
  • Gelatinas.

Evita bebidas alcohólicas o con cafeína, ya que aumentan la pérdida de líquidos.

Una buena idea es tener siempre una botella o jarra de agua a la vista, como recordatorio constante, y fomentar una rutina de hidratación: por ejemplo, beber un vaso de agua al levantarse, antes de cada comida y antes de acostarse.

Vestimenta adecuada y ligera

La elección de la ropa también influye en cómo el cuerpo tolera el calor. Las personas mayores deben vestirse con prendas sueltas, cómodas y de tejidos naturales como el algodón o el lino, que permiten la transpiración. Los colores claros reflejan mejor el sol, reduciendo la absorción de calor.

El calzado debe ser fresco, antideslizante y transpirable, evitando materiales plásticos o sintéticos que aumenten la sudoración. Para protegerse del sol en el exterior, es recomendable usar un sombrero de ala ancha, gafas de sol homologadas y, en caso de exposición directa, aplicar protector solar de alta protección.

Permanecer en espacios frescos y ventilados

Durante una ola de calor, lo más recomendable es permanecer en interiores, preferiblemente en las zonas más frescas de la vivienda. Es importante mantener una buena ventilación cruzada durante las primeras y últimas horas del día, cuando la temperatura es más suave. En cambio, durante las horas centrales, conviene cerrar ventanas y bajar persianas o cortinas para evitar la entrada directa del sol.

El uso de ventiladores puede ser útil, siempre que haya circulación de aire. También se pueden emplear toallas húmedas sobre la piel o colocar recipientes con agua fresca en las estancias para aumentar la sensación de humedad y refresco.

Si la persona mayor dispone de aire acondicionado, debe utilizarse de forma moderada, evitando contrastes bruscos de temperatura. Un ambiente interior entre 24 y 26 ºC es suficiente.

Evitar salir en las horas más calurosas del día

El horario entre las 12:00 y las 18:00 horas es el más peligroso durante una ola de calor. En este periodo, la exposición al sol y las temperaturas extremas aumentan significativamente el riesgo de sufrir un golpe de calor.

En la medida de lo posible, es mejor planificar todas las actividades al aire libre para primera hora de la mañana o última de la tarde, cuando el sol es menos intenso. Si la salida es inevitable, es imprescindible buscar siempre sombra, llevar agua, cubrir la cabeza y no realizar esfuerzos físicos.

Además, hay que prestar atención a los desplazamientos en transporte público o en vehículos sin climatización, ya que pueden alcanzar temperaturas muy elevadas.

Alimentación ligera y refrescante

La dieta tiene un papel muy relevante en el bienestar durante el verano. Para las personas mayores, es recomendable mantener una alimentación ligera, rica en agua y fácil de digerir. Las frutas (como sandía, melón, uvas o naranjas), las ensaladas frescas, los gazpachos y yogures naturales son aliados perfectos para esta época del año.

Evitar comidas calientes, muy saladas, grasas o de digestión pesada. Además, conviene fraccionar la ingesta en varias comidas pequeñas a lo largo del día, en lugar de realizar comidas copiosas que aumentan la sensación de calor y el gasto energético.

Un truco útil es preparar platos con antelación y guardarlos en la nevera, de modo que estén listos para tomar sin tener que encender fuegos ni pasar tiempo en la cocina, algo que también contribuye a mantener una buena temperatura en el hogar.

Precauciones específicas en el hogar durante una ola de calor

Además de cuidar los hábitos diarios, es fundamental que el entorno donde vive la persona mayor esté preparado para afrontar temperaturas extremas. El hogar debe convertirse en un refugio seguro, donde el calor se mantenga a raya con medidas sencillas pero efectivas. Estas precauciones en una ola de calor para personas mayores son especialmente útiles cuando no se dispone de aire acondicionado o cuando se quiere limitar su uso.

Cómo mantener fresca la vivienda sin aire acondicionado

Una de las estrategias más eficaces consiste en gestionar bien la ventilación. Durante las horas más calurosas del día —habitualmente entre las 12:00 y las 18:00—, conviene cerrar bien ventanas y persianas para impedir la entrada del calor exterior. Las cortinas opacas o térmicas también ayudan a bloquear la radiación solar.Precauciones específicas en el hogar durante una ola de calor

Por la noche, en cambio, es el momento ideal para abrir ventanas y favorecer una corriente de aire cruzada, que refresque el ambiente de forma natural. Si hay varias ventanas en la casa, abrir las de lados opuestos puede generar una brisa agradable.

Apagar luces y electrodomésticos que no se estén utilizando es otra medida simple que puede marcar la diferencia. El horno, la plancha o incluso la televisión pueden calentar innecesariamente el ambiente. Además, colocar un ventilador en puntos estratégicos (como en un pasillo o frente a una ventana abierta) mejora la circulación del aire y aumenta la sensación de frescor.

Un truco adicional es colocar un recipiente con hielo o agua muy fría delante del ventilador. El aire que pasa por encima se humedece ligeramente, refrescando aún más la estancia.

Aislamiento térmico improvisado en habitaciones

En caso de no contar con sistemas de climatización o si se busca un ahorro energético, existen soluciones prácticas y accesibles para improvisar aislamiento térmico.

Una opción eficaz es colgar sábanas o toallas húmedas cerca de las ventanas. Estas actúan como barrera frente al calor exterior y además aportan humedad al ambiente, lo que mejora la sensación térmica. También es útil colocar toallas frescas en zonas como la nuca, las axilas o las muñecas, especialmente si la persona mayor siente sofoco o malestar.

Las habitaciones más interiores o con menor exposición solar pueden acondicionarse como zonas de descanso durante los picos de calor. Se pueden llevar allí las actividades principales del día o incluso adaptar temporalmente el dormitorio.

Además, usar alfombras ligeras o cubrir superficies metálicas que absorban calor puede contribuir a mantener el entorno más fresco. Pequeños cambios pueden tener un gran impacto en el bienestar durante una ola de calor.

Síntomas de golpe de calor en personas mayores: señales de alerta

Identificar rápidamente los síntomas en una persona mayor de una ola de calor es fundamental para evitar consecuencias graves, como la deshidratación severa, daños neurológicos o incluso un desenlace fatal. Las personas mayores no siempre manifiestan el malestar de forma clara, por lo que es necesario estar muy atentos a cualquier señal fuera de lo común, tanto física como mental.

Un golpe de calor en personas mayores pueden evolucionar en poco tiempo, y muchas veces los primeros signos pasan desapercibidos si no se conocen bien. Por eso, la observación y la reacción rápida pueden marcar la diferencia.

Síntomas iniciales que no deben pasarse por alto

En una ola de calor, los primeros síntomas pueden ser sutiles, pero alertan de que el cuerpo está comenzando a fallar en su regulación térmica. Algunos de los más comunes son:

  • Mareo o sensación de inestabilidad.

  • Cansancio extremo o debilidad repentina sin causa aparente.

  • Dolor de cabeza persistente.

  • Náuseas o malestar estomacal leve.

  • Piel caliente, enrojecida o, por el contrario, seca y sin sudoración (cuando ya debería haberla).

  • Respiración más rápida de lo normal.

  • Confusión, desorientación o dificultad para concentrarse.

Estos síntomas pueden aparecer de forma progresiva o simultánea. Si una persona mayor presenta dos o más de ellos durante un episodio de calor, es importante actuar inmediatamente: llevarla a un lugar fresco, ofrecerle agua, colocar paños fríos en la frente, el cuello y las axilas, y vigilar su evolución en los minutos siguientes.

Cuándo acudir al médico o llamar a emergencias

Algunos signos indican que la situación ya es grave y se debe solicitar ayuda médica urgente. Es fundamental no subestimar estas señales, ya que pueden derivar en un golpe de calor con consecuencias muy serias. Llama al 112 o acude al centro sanitario más cercano si observas lo siguiente:

  • Pérdida de conciencia, aunque sea momentánea.

  • Dificultad para hablar o mantener la atención.

  • Fiebre muy alta (por encima de 39 °C).

  • Respiración agitada o sensación de ahogo.

  • Piel seca y caliente, sin transpiración.

  • Convulsiones o movimientos involuntarios.

  • Somnolencia excesiva o imposibilidad de mantenerse despierto.

En estas situaciones, mientras llega la asistencia médica, es importante mantener a la persona tumbada, con la cabeza ligeramente elevada, en un ambiente fresco y con ventilación. Si está consciente, ofrecer agua a pequeños sorbos. Nunca se debe administrar medicación sin indicación médica, ni aplicar hielo directamente sobre la piel.

Recordemos que, en el caso de las personas mayores, un golpe de calor puede desarrollarse más rápido que en adultos jóvenes, y sus consecuencias pueden ser más graves. Por eso, la prevención y la intervención temprana son clave.

Cómo ayudar a una persona mayor que vive sola durante una ola de calor

Las personas mayores que viven solas son especialmente vulnerables durante los episodios de calor extremo. La falta de compañía puede retrasar la detección de síntomas o hacer que se pasen por alto precauciones en una ola de calor para personas mayores que son fundamentales para su bienestar. Por eso, es imprescindible establecer una red de apoyo que combine presencia, comunicación y seguimiento.

En Bonadea sabemos que la atención domiciliaria va más allá de lo físico: se trata también de ofrecer compañía, tranquilidad y prevención. Si tienes un familiar, vecino o conocido mayor que vive solo, estas son las mejores formas de ayudarle.

Llamadas y visitas regulares

Una acción tan sencilla como una llamada puede ser decisiva. Se recomienda contactar con la persona al menos dos veces al día, preferentemente en las horas centrales (mediodía y tarde), que son las más críticas durante una ola de calor. Estas llamadas no solo permiten verificar cómo se encuentra, sino que también le recuerdan que no está sola y que hay alguien pendiente de su bienestar.Cómo ayudar a una persona mayor que vive sola durante una ola de calor

Si es posible, complementa las llamadas con visitas cortas. Ver a la persona en persona ayuda a detectar signos de deshidratación, malestar o confusión que tal vez no se mencionan por teléfono. Además, la compañía en sí misma mejora el estado de ánimo y disminuye la sensación de aislamiento.

En caso de no poder acudir personalmente, se puede coordinar con otros familiares, vecinos de confianza o incluso recurrir a servicios profesionales de asistencia domiciliaria, como los que ofrece Bonadea.

Comprobaciones esenciales: agua, alimentación y temperatura

Cada contacto con la persona mayor debe incluir una pequeña lista de comprobaciones básicas pero clave:

  • ¿Está bebiendo suficiente agua? Preguntar directamente, revisar si hay vasos o botellas cerca y animarla a seguir hidratándose.

  • ¿Ha comido algo ligero y apropiado? Asegurarse de que haya alimentos frescos y fáciles de preparar, como frutas, yogures, ensaladas o caldos fríos. También se puede ofrecer llevarle alguna comida preparada.

  • ¿Qué temperatura hay en casa? Comprobar si las ventanas están bien gestionadas, las persianas bajadas durante el día, y si hay ventilación o un ventilador funcionando. Tocar su piel también puede dar pistas: si está muy caliente o seca, puede estar deshidratada o comenzando a sufrir los efectos del calor en ancianos.

Esta pequeña revisión permite detectar rápidamente cualquier señal de alarma o descuido involuntario. Recordemos que muchas personas mayores, especialmente si viven solas, minimizan sus síntomas o se resisten a pedir ayuda, por lo que esta supervisión cercana puede ser vital.

Ofrecer apoyo no siempre implica grandes gestos: la constancia y el cariño, combinados con estas recomendaciones, pueden marcar la diferencia en la salud y seguridad de nuestros mayores durante el verano.

Ayudas sociales y recursos ante olas de calor

Durante el verano, muchas administraciones activan programas específicos para asistir a las personas más vulnerables.

Teléfonos y líneas de atención para emergencias no médicas

Cada comunidad autónoma dispone de líneas informativas donde se puede solicitar ayuda ante situaciones de riesgo que no requieren atención médica urgente.

Programas de asistencia a mayores en verano

Algunos servicios municipales ofrecen acompañamiento, reparto de comidas a domicilio o transporte climatizado. En Bonadea, por ejemplo, contamos con profesionales que brindan atención domiciliaria adaptada a estas circunstancias, ayudando a que los mayores estén seguros y cuidados en todo momento.

Consejos extra para cuidadores y familiares

Quienes están al cuidado de una persona mayor también deben prepararse ante una ola de calor.

Cómo anticiparse: planificación antes de la ola de calor

Antes de que lleguen los días más calurosos, conviene revisar que todo esté listo: ventilación adecuada, lista de compras con alimentos frescos, reservas de agua, medicamentos al día y actividades adaptadas al calor.

Qué llevar siempre en salidas necesarias

Si hay que salir, llevar siempre agua, una gorra o sombrero, protector solar, teléfono móvil cargado y un abanico o pañuelo húmedo. Estos elementos pueden evitar complicaciones.

¿Qué hacer después de una ola de calor para evitar secuelas?

Una vez pasa el episodio de altas temperaturas, es importante verificar que la persona mayor no presenta síntomas residuales como fatiga prolongada, mareos o falta de apetito. Si se detecta alguna secuela, es recomendable consultar con el médico y seguir unos días más con una rutina suave y una hidratación abundante.

Cuidar a nuestros mayores durante el verano es tarea de todos. Familiares, vecinos, cuidadores y profesionales debemos actuar con anticipación, atención y cariño. Seguir estas recomendaciones para personas mayores en verano, en plena ola de calores una forma concreta de demostrar ese compromiso. En Bonadea, trabajamos cada día para asegurar el bienestar de los mayores, también en las condiciones más difíciles.

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