Carta a los familiares cuidadores

Esta es mi carta personal para los familiares cuidadores

A aquellas familias que quieren lo mejor para sus padres, abuelos, tíos…y para todos.

Muchas de las familias que cuentan con una persona mayor a la que asisten y cuidan, se enfrentan a una primera barrera a la hora de contratar a un cuidador: el sentimiento de culpa o pensamiento de que contratar a un cuidador es “desentenderse” de su familiar.

Hay veces, que las propias personas a cuidar no lo ponen fácil. Es así. Y yo lo sé, por experiencia propia.

También por experiencia propia y ajena se, lo importante que es cuidar del cuidador y entender bien la función que corresponde a cada persona en la familia.

Hijos, hijas, nietos, nietas, sobrinos, sobrinas… nunca dejéis de ejercer el cariño y el amor sobre vuestro entorno. No dejéis de visitar, llamar a vuestros mayores. Regalarles una sonrisa, un beso o una caricia. Valoradlos, queredlos, mimadlos.

El hecho de contar con un cuidador no contradice esta máxima. Al contrario: engrandece esta idea. Permite que la figura de la familia permanezca para ofrecer cariño, que no dejen de existir esos gestos diarios reales y honestos.

Cuando un familiar se convierte en cuidador familiar, (incluso a veces tratando de mantener ciertos aspectos básicos de su vida como su dinámica familiar, trabajo…), está rompiendo el rol de familiar y adquiriendo otro que desdibuja, distorsiona su papel de hijo, nieto, sobrino… Está asumiendo una carga emocional muchas veces excesiva que termina mermando su salud a nivel físico y emocional (y en ocasiones, dos puestos de trabajo, sino más).

El transcurso del tiempo no suele favorecer la situación.

Apostar por el mejor cuidado para nuestros padres, abuelos, tíos, supone apostar por mantener nuestra relación personal con ellos en toda su expresión. Cuidarlos a ellos debe suponer cuidarnos también a nosotros. Establecer pausas, días y horas de descanso, en general, tiempos de respiro, es crucial para la salud de todos.

Cuidémonos bien. Cuidémonos juntos, con respeto. Respiremos hondo y encontremos soluciones,

Laura Escanero Alevesque, CEO de Bonadea.

A mis padres y abuelos, por enseñarme a cuidar, a querer y ser siempre un faro de bondad infinita.

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