10 recomendaciones para personas mayores en verano

10 recomendaciones para personas mayores en verano

El verano puede representar un riesgo importante para la salud de los adultos mayores. Las altas temperaturas aumentan las posibilidades de golpes de calor, deshidratación y descompensaciones físicas. Por eso, es fundamental estar preparados. Aquí te compartimos las 10 recomendaciones para personas mayores en verano, pensadas para proteger su bienestar y disfrutar de una temporada estival con seguridad y tranquilidad. Todo de lo que vamos a hablar ahora puede ser útil no solo para nuestros mayores, también tanto para sus familiares como para los cuidadores de personas mayores a domicilio.

Índice de contenidos

Hidratación constante: la clave para evitar golpes de calor

Uno de los aspectos más importantes de las 10 recomendaciones para personas mayores en verano es mantener una buena hidratación. A medida que envejecemos, el cuerpo pierde eficacia a la hora de regular la temperatura, y también se reduce la sensación de sed, lo que puede llevar a una ingesta insuficiente de líquidos. Esta combinación convierte a las personas mayores en un grupo especialmente vulnerable frente a las olas de calor.

Además, muchas veces se suman factores como enfermedades crónicas (diabetes, hipertensión, insuficiencia renal) o tratamientos con diuréticos que favorecen la pérdida de líquidos. Por eso, es fundamental animar a nuestros mayores a beber agua de forma regular, incluso si dicen que no tienen sed.

Una hidratación adecuada no solo previene el golpe de calor, sino que también mejora la digestión, reduce el riesgo de infecciones urinarias, mantiene el buen estado de la piel y favorece la circulación sanguínea. Para facilitarlo, se pueden ofrecer bebidas variadas y apetecibles como infusiones frías, caldos suaves o aguas saborizadas con rodajas de fruta natural, que además aportan micronutrientes esenciales.

También es importante vigilar los signos de una posible deshidratación:

  • Sequedad en los labios.
  • Piel fría o pegajosa.
  • Debilidad.
  • Mareos.
  • Confusión.
  • Orina muy oscura.
  • Incluso fiebre.

Ante la sospecha de estos síntomas, se debe actuar de inmediato ofreciendo líquidos y, si es necesario, buscar atención médica.

¿Cuánta agua deben beber las personas mayores?

Según recomendaciones sanitarias, una persona mayor debería consumir entre 1,5 y 2 litros de agua al día, lo que equivale a unos 6-8 vasos distribuidos a lo largo del día. Esta cantidad puede variar si la persona toma frutas y verduras con alto contenido de agua o si realiza alguna actividad física.

En ningún caso se debe esperar a tener sed para beber. Es más eficaz establecer rutinas de hidratación, como ofrecer un vaso de agua al levantarse, otro antes de cada comida y varios más entre horas. También es útil tener siempre una botella a la vista o utilizar vasos pequeños pero frecuentes.

Estos consejos para ancianos en verano pueden marcar una diferencia clave en su salud diaria.

Bebidas a evitar durante las olas de calor

Durante los días más calurosos, hay ciertas bebidas que conviene evitar, ya que en lugar de hidratar, pueden causar el efecto contrario:

  • Alcohol: además de deshidratar, puede afectar la presión arterial y el equilibrio, aumentando el riesgo de caídas.
  • Café y bebidas con cafeína: estimulan la diuresis, es decir, hacen que el cuerpo elimine más líquidos.
  • Refrescos azucarados o con gas: aunque se sirvan fríos, no aportan hidratación real y pueden provocar molestias digestivas.
  • Bebidas energéticas o con alto contenido en sodio: alteran el ritmo cardíaco y pueden interferir con la medicación habitual.

En lugar de estas, lo ideal es optar por bebidas naturales, sin azúcar añadido, a temperatura ambiente o ligeramente frescas. Si a la persona mayor no le apetece el agua sola, puede variarse con un chorrito de limón, hierbabuena o rodajas de frutas suaves como la fresa o el pepino.

Alimentación fresca y equilibrada para los días más calurosos

El calor no solo afecta el nivel de energía, también puede influir en el apetito y la digestión de las personas mayores. Por eso, otra de las 10 recomendaciones para personas mayores en verano es adaptar la alimentación para que sea más ligera, nutritiva y refrescante. Una dieta bien planteada ayuda a mantener una buena hidratación, previene malestares y refuerza el sistema inmunológico.Alimentación fresca y equilibrada para los días más calurosos

Durante los meses más cálidos, es preferible optar por preparaciones:

  • Sencillas,
  • Ricas en frutas.
  • Verduras frescas.
  • Cereales integrales.
  • Proteínas magras.

Evitar guisos, frituras o alimentos muy salados es clave para no sobrecargar el sistema digestivo ni favorecer la retención de líquidos. Además, mantener horarios regulares de comida ayuda a que el cuerpo se mantenga en equilibrio, incluso con temperaturas elevadas.

Otra recomendación importante es presentar los platos de forma atractiva, con colores variados y texturas suaves. Esto estimula el apetito, que a veces puede disminuir en verano, sobre todo en personas mayores que viven solas o tienen dificultades para masticar.

Alimentos que aportan hidratación y energía

Algunos alimentos no solo nutren, también hidratan de manera natural. Entre los más recomendados están:

  • Sandía y melón: ricas en agua y potasio, refrescan y ayudan a regular la presión arterial.
  • Pepino, tomate y lechuga: ideales para ensaladas, aportan agua y fibra.
  • Gazpacho o salmorejo: opciones frías, completas y fáciles de tomar incluso con poco apetito.
  • Frutas como naranja, piña o uvas: ofrecen vitaminas, antioxidantes y un sabor agradable que anima a comer.
  • Yogures naturales, leche fría y batidos caseros: combinan hidratación y proteínas suaves.

Estos alimentos cumplen una doble función: nutren y refrescan. Por eso forman parte de los mejores consejos para ancianos en verano.

Además, se puede aprovechar el desayuno para incluir frutas frescas y cereales suaves, almorzar platos fríos como ensaladas con legumbres cocidas o arroz integral, y cenar algo liviano como pescado al vapor o crema de verduras templada.

Evitar comidas pesadas y sus efectos en el organismo

Las comidas copiosas o muy calóricas, además de dificultar la digestión, aumentan la sensación de calor y provocan somnolencia, fatiga e incomodidad general. El proceso digestivo en sí genera un aumento de la temperatura corporal, lo que puede ser especialmente incómodo durante las olas de calor.

Por eso es recomendable:

  • Evitar fritos, guisos o salsas pesadas.
  • Disminuir el consumo de carnes rojas en favor de pollo, pavo o pescado blanco.
  • Reducir la sal, ya que favorece la retención de líquidos.
  • Moderar el uso de pan blanco o bollería industrial, que aporta calorías vacías y no sacian.

Un menú más ligero mejora el confort general, mantiene estable el nivel de energía y facilita un mejor descanso. Además, promueve un mejor control de enfermedades como la hipertensión o la diabetes, lo cual es esencial durante el verano.

Ropa ligera y adecuada: cómo vestirse para el verano

Vestir ropa de algodón o lino, de colores claros y transpirables, ayuda a regular la temperatura corporal. También es recomendable utilizar sombreros y gafas de sol al salir, así como vestirse por capas para adaptarse a cambios de temperatura.

Tejidos recomendados para personas mayores

Los materiales naturales como el algodón permiten una mejor ventilación y absorben el sudor, reduciendo el riesgo de sofocos y molestias en la piel.

El papel del sombrero y las gafas de sol

Estos accesorios no solo aportan comodidad, sino que protegen frente a los rayos UV y previenen insolaciones y daños oculares.

Evitar salir en las horas de más calor

Es esencial evitar actividades al aire libre entre las 12:00 y las 17:00 horas. En su lugar, es preferible salir temprano por la mañana o al atardecer, cuando la temperatura es más tolerable.

Mejores horarios para pasear o hacer recados

Salir entre las 8:00 y las 10:30 de la mañana, o después de las 19:00, reduce los riesgos del calor. Es ideal combinar paseos breves con descansos en zonas frescas o con sombra.

Cómo adaptar la rutina diaria en verano

Adelantar la hora de las comidas, incorporar una siesta breve y realizar actividades por la mañana permite aprovechar mejor las horas frescas del día.

Mantener los espacios frescos y ventilados

Cuando el calor aprieta, el hogar debe convertirse en un refugio seguro y confortable, especialmente para nuestros mayores. Una vivienda demasiado calurosa puede elevar el riesgo de deshidratación en personas mayores, fatiga e incluso golpes de calor. Por eso, dentro de las 10 recomendaciones para personas mayores en verano, mantener el ambiente fresco es una de las prioridades.

Durante las horas centrales del día, es recomendable cerrar ventanas, cortinas y persianas para impedir que el sol eleve la temperatura interior. Al caer la tarde, se puede abrir todo para permitir la entrada de aire fresco, favoreciendo una ventilación cruzada si es posible (es decir, abriendo ventanas opuestas para que circule el aire).

También es importante identificar las zonas más calurosas de la casa y evitar pasar tiempo prolongado en ellas. Espacios con buena orientación, techos altos y poco uso de textiles pesados como alfombras o cortinas gruesas serán más frescos y seguros. Mantener una temperatura estable dentro del hogar es fundamental para proteger la salud de las personas mayores.

Uso correcto del ventilador o aire acondicionado

Tanto el ventilador como el aire acondicionado pueden ser grandes aliados si se utilizan con prudencia. En personas mayores, el uso inadecuado de estos dispositivos puede provocar resfriados, sequedad en la garganta o rigidez muscular, por lo que es importante saber cómo y cuándo usarlos.

  • Ventiladores: deben colocarse a una distancia prudente, nunca apuntando directamente al cuerpo, y es preferible que muevan el aire del ambiente más que enfriar directamente.
  • Aire acondicionado: lo ideal es programarlo entre 24 y 26°C, evitando diferencias muy marcadas con la temperatura exterior. También es conveniente realizar un mantenimiento adecuado de los filtros para evitar alergias o molestias respiratorias.

Acompañar su uso con una buena hidratación y ropa adecuada completa la fórmula para una estancia fresca y segura.

Trucos caseros para enfriar la casa sin gastar mucho

No siempre es necesario recurrir a dispositivos eléctricos para mantener el hogar a buena temperatura. Existen soluciones prácticas y económicas que pueden marcar una gran diferencia, especialmente útiles para quienes viven solos o tienen un presupuesto ajustado:

  • Colocar toallas húmedas en las ventanas o puertas, especialmente si corre algo de brisa, ayuda a refrescar el aire que entra.
  • Enfriar las sábanas o cojines unos minutos antes de acostarse (por ejemplo, metiéndolos en una bolsa en el frigorífico) puede mejorar la calidad del sueño.
  • Apagar electrodomésticos innecesarios, como hornos, televisores o luces fuertes, reduce la acumulación de calor.
  • Usar bombillas LED, que generan menos calor y consumen menos energía.
  • Rociar agua fresca sobre el suelo o cortinas ligeras, con precaución, crea un efecto refrescante que mejora la sensación térmica.

Estas recomendaciones forman parte de los mejores consejos para ancianos en verano, ya que permiten mantener el confort sin complicaciones técnicas ni altos costes, algo especialmente valioso para muchos hogares.

Actividades seguras y saludables para el verano

Mantenerse activos es esencial para el bienestar físico y mental. Se pueden realizar actividad física. Algunos ejercicios para personas mayores pueden ser estiramientos, tai chi o caminatas cortas, y actividades cognitivas como lectura, juegos o manualidades.

Ejercicio moderado en ambientes controlados

Realizar movimientos suaves en interiores bien ventilados, como caminar por casa o hacer ejercicios sentados, mejora la movilidad sin exponer al calor.

Ocio y estimulación cognitiva en casa

Crucigramas, lectura, álbumes de fotos o música estimulan la mente y aportan alegría, siendo excelentes consejos para ancianos en verano.

Atención médica: cuándo revisar la salud en época de calor

Una revisión médica antes del verano permite ajustar tratamientos si es necesario. Estar atentos a señales de alarma puede prevenir urgencias.

Síntomas de alerta ante un golpe de calor

  • Fiebre.
  • Confusión.
  • Piel caliente y seca.
  • Mareos o taquicardia.

Estos son los síntomas graves que puedes sufrir ante un golpe de calor. Ante estos casos, se debe acudir a urgencias.

Consultas preventivas y controles básicos

Planificar chequeos de tensión, glucosa y corazón antes y durante el verano ayuda a detectar y prevenir posibles complicaciones.

Cuidados especiales si hay enfermedades crónicas

Las personas con patologías como diabetes, hipertensión o EPOC necesitan más atención en verano. Los efectos del calor pueden agravar los síntomas.

Diabetes, hipertensión y calor: precauciones

En personas diabéticas, el calor puede alterar los niveles de glucosa. Los hipertensos deben controlar la presión arterial más a menudo. Evitar esfuerzos y mantener una buena hidratación es clave.

Cómo adaptar la medicación en verano

Algunas medicinas deben conservarse en frío o tomarse en horarios distintos. Siempre se debe consultar con el médico antes de modificar nada.

Apoyo familiar y social: un pilar esencial en vacaciones

El acompañamiento emocional también protege la salud. Es importante que las personas mayores se sientan escuchadas y acompañadas, aunque vivan solas.Apoyo familiar y social un pilar esencial en vacaciones

Cómo ayudar a nuestros mayores sin invadir su autonomía

Proponer ayuda de forma amable, mantener su independencia en decisiones diarias y fomentar espacios compartidos sin imponer rutinas fortalece su autoestima.

Recursos comunitarios y programas estivales

Muchos municipios ofrecen actividades, talleres o acompañamiento a mayores. Informarse sobre estos servicios puede marcar una gran diferencia.

Seguridad en el hogar: evitar riesgos durante las olas de calor

El calor puede aumentar el riesgo de accidentes domésticos. Prevenir caídas, controlar la iluminación y usar sistemas de alerta es vital.

Prevención de caídas y desmayos por calor

Una buena hidratación, el uso de calzado antideslizante y la eliminación de obstáculos ayudan a evitar accidentes.

Dispositivos de alerta para personas que viven solas

Pulseras con botón de emergencia, sensores de movimiento o llamadas programadas son medidas muy útiles para reforzar la seguridad.

Prepárate para un verano más seguro y saludable en familia

Aplicar estas 10 recomendaciones para personas mayores en verano puede marcar una gran diferencia en su bienestar. Compartir tiempo, adaptar rutinas y vigilar pequeños detalles es fundamental para disfrutar juntos de esta temporada. Comparte estos consejos para ancianos en verano con otros cuidadores o familiares, y da hoy el primer paso hacia un verano más seguro y feliz para todos.

 

Cuidar de nuestros mayores durante el verano requiere atención, empatía y pequeños gestos que marcan la diferencia. Estas 10 recomendaciones para personas mayores en verano son una guía práctica para proteger su salud frente al calor, mejorar su confort diario y fomentar su autonomía.

Desde una buena hidratación y una alimentación equilibrada hasta mantener la casa fresca o ajustar las rutinas, cada medida contribuye a prevenir riesgos comunes como la deshidratación, los golpes de calor o el aislamiento emocional. No se trata solo de evitar problemas, sino de crear un entorno donde se sientan seguros, acompañados y valorados.

Aplicar estos consejos para ancianos en verano es una forma concreta de demostrar cuidado y compromiso familiar. Compartir esta información con otros cuidadores de personas mayores a domicilio o familiares también puede ayudar a que más personas mayores disfruten de un verano tranquilo, saludable y lleno de bienestar.

 

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